0 Guaripete's Subconscious: Confesionario Presidencial

Sunday, September 04, 2005

Confesionario Presidencial

El Presidente de la República, como normalmente habituaba a postrarse, en todos sus días afanosos desde su sorprendente nombramiento al cargo Presidencial, en el único lugar donde no podía ser molestado, según órdenes explícitas, bajo ninguna circunstancia que pudiese alterar su estado meditabundo, con las miras puestas a su despojamiento mórbido de las mañanas.
Aquel lugar, era el único en donde se podía respirar a todo volumen, sin ninguna clase de pena, los estruendos deleitosos del silencio. Para el jefe de Estado era una comunión directa con Dios, podía saldar sus deudas, colocarse al mismo nivel mundano del moribundo despreciable, que arrastra sus penas en el basurero más decente de su reinado. Podía quitarse la máscara de Mesías; las quimeras de millones de personas, que ponían, unos con inquebrantable fe y otros con resignado odio, una utopía salvadora, un nuevo mundo que se contradecía con la promesa de la Biblia, pero que era regalada por un vendedor de seguros, con las características típicas de un Jesucristo esnobista, apoyado por los Estados Unidos; se quitaba de encima, uno de los infiernos más atosigantes del ser humano: el hambre.
Delante de su trono oficial, mandó a colocar, rebeldemente, la imagen del Libertador, que se tenía como costumbre colocarlo detrás del sillón Presidencial, para que así Bolívar pudiese soplar de manera sigilosa, las ideas más brillantes jamás expresadas en su época sublime, enterradas en el Panteón Nacional, como cenizas lúcidas: fieles centinelas de los sueños de los venezolanos.
Pero aquello era un desafío. Una bofetada escupida con desprecio, un gargajo de sangre coagulada. Rezaba irónicamente la poesía de Neruda: “Me gustas cuando callas, porque estás como ausente…” Sabía que en aquel oasis diplomático, estaba exiliado de cualquier réplica… Los óleos del Libertador perdían fuerzas ante aquellos pensamientos, que desplegaban su hedor puro, la esencia intelectual del Presidente.
Suplicios mezclados con pensamientos placenteros, disfrazados en camuflaje húmedo, el uniforme medieval sadomasoquista, reflejando el solvento de sus deudas pendientes. -Es difícil saber tantas cosas, pensó- Ahora tenía tanto sentido la frase Socratiana: “Yo sólo sé, que no sé nada”.
- Yo sólo sé que no sé nada- dijo, robando aquella frase, como robaba los sueños de los venezolanos, envueltos en barriles de petroleros.
Se cercioró de ocultar los documentos que lo implicaban en la confesión. Vio que la verdad estaba escrita en papel tualé, en una prosa muy asquerosa, pero muy real. Toda la verdad de su vida escrita a manera de sinopsis.
- La verdad huele muy mal- dijo el Presidente, bajando la poceta y roseando el ambientador de baño.

2 Colas Sueltas:

Anonymous Anonymous said...

uffff... ¡¡tantas vainas de que hablar y comienzas con politiquería ¡¡¡ Ya basta¡¡¡

12:31 PM  
Blogger Roselyn López Barona said...

Es un final un poco grotesco me parece, pero sin embargo el solo exo d escribir política es bastante complicado así q respeto y admiro muxo la posición q tngas, xq no se hace muy notoria si se sabe leer entre líneas...

8:46 PM  

Colas Sueltas

<< Home